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Apoya una causa haciendo algo que te gusta

Javier Solorzano

Voluntario Independiente


En algún punto de su vida la mayoría de las personas sienten el impulso de hacer algo para mejorar a su comunidad. Hablamos de personas inconformes con situaciones que desfavorecen a grupos particulares o que vulneran algunos sectores de la sociedad y que quieren no sólo ser espectadores de las medidas que se toman desde lo político o civil, sino aportar algo más tangible ayudando a organizaciones que ya trabajan en esas problemáticas. En mi caso el voluntariado también surge de un sentido de reciprocidad y de apoyar a organizaciones filantrópicas tienen que luchar constantemente por recursos económicos y humanos. No es necesario ser un filántropo millonario para apoyar una causa, la filantropía personal vale muchísimo y ayuda a quienes ya están organizados a hacer filantropía comunitaria que, en resumidas cuentas, es contribuir a que quienes están en desventaja dejen de estarlo a partir de la comunidad misma.


El voluntariado es también una forma de trabajar en lo que uno cree. ¿Cuántas veces no aplicamos nuestros talentos y habilidades en proyectos que quizás pagan las cuentas pero no nos nutren? En ese sentido el voluntariado es también una forma de ponerse a mano con uno mismo. Muchos hablan de hacer un mundo mejor, el voluntario no se queda ahí, el voluntario entra en acción y aporta para que suceda.


En mi caso el voluntariado fue enriquecedor más allá de aportar mi experiencia en un contexto diferente al que comúnmente lo aplico. Me mostró que, como en el caso de Fundación Comunidad, hay personas trabajando activa y comprometidamente en acercar oportunidades a quienes las necesitan. En lo personal reafirmó mi confianza en las personas que trabajan en este tipo de organizaciones y me mostró que saben qué hacer con los recursos que reciben. En el otro extremo también es enriquecedor conocer los proyectos y personas que reciben el apoyo de la fundación, es gratificante escuchar la historia de cada iniciativa y reconocer que existe una cantidad enorme de variables que afectan el desarrollo de proyectos comunitarios. Participar directamente me dejó claro que el trabajo comunitario de una organización como Fundación Comunidad requiere un agudo sentido social, un trabajo casi artesanal en el diagnóstico y abordaje para apoyar y crear propuestas que impacten positivamente a una comunidad. No hay una fórmula que aplique a todo por igual.


Vale decir también que el voluntariado ayuda a ser más empático con sectores de la comunidad que quizás no conoceríamos de otra forma y, si lo vemos desde el lado práctico, también da la oportunidad de aprender nuevas habilidades que pueden ser útiles posteriormente en lo profesional. Quien participa como voluntario sumando su tiempo y conocimiento a alguna causa debe sentirse bien consigo mismo porque beneficia a su comunidad al apoyar a quienes de manera profesional atienden problemáticas sociales y contribuyen a sanar el tejido social mediante el trabajo en equipo.


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